He hurgado la muerte con todos mis sentidos,
con mis ideas y mis pensamientos.
La he vivido sin llegar a morir.
La viví, la simulé, la racionalicé, la inventé.
La creé. La esperé. La lloré.
He hurgado mi muerte como cualquier otra muerte.
La he sentido en mi cuerpo, en mi mente,
en mi dolor por morir y en la no-curiosidad por saber
qué podría haber más allá.
En verdad, nada encontré.
Sólo silencio. Sólo oscuridad.
¿Cómo podría haber otra vida después de la muerte?
¿Cómo podría despertar después de cerrar los ojos a la vida?
¿Cómo puedo creerlo
si hasta en la propia vida el mismo sueño no tiene despertar?
He hurgado mi vida viendo cómo se moría, se iba, se apagaba.
Y por mucho que he querido creer,
nada hay,
sólo silencio, sólo oscuridad.
Sólo el final
sin posibilidad de poder cambiarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario