A veces, como a veces,
el sol se pierde en el río.
Se oculta de nuestras miradas,
se transforma en reflejo frío.
Disipando sombras,
a su paso ilumina y da vida,
calma la sed del cielo,
sembrando pequeños trozos de estrellas,
pequeños niños dormidos.
Como danza secreta en la noche,
como dulces sueños sin sueño,
como alianza entre lo que vemos,
lo que soñamos y queremos ver.
A veces, como a veces,
dejo de flotar y volar,
y empiezo a caminar bien firme.
Fortalezco el suelo bajo mis pies.
Dejo el vuelo, olvido mi despertar.
Quien me conoce y ama
sabe de mis nostalgias,
aquella que vive mi vida,
comparte y sueña conmigo,
aquella que, hundida en el suelo,
navega hacia mi propio ser.
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