Dividiste mi cuerpo en estrellas,
entre fuegos que no son luces.
Mil trompetas, un bramido,
el estallido, juegos de guerra
entre hombres que aún son niños.
Cien soldados, mil destinos.
Esta historia no tiene sentido.
Aún se huele el olor a sangre
donde la pólvora quemó mi carne.
Ya ni siquiera recuerdo mi nombre.
Sólo sé que fui un caído.
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