Me duerme la noche.
Acaso tu perdón
no basta para saciarme?
Acaso no sufro
con cada lágrima
que soy incapaz de derramar?
Como fue en un principio,
mi piel prestada reclama su tiempo.
Yo tiemblo en la risa
que se derrama tenue
sobre los dobleces fríos
que no alcancé a sentir.
El vino que perdió el color,
no por el tiempo,
sino por la maga calle
que lo obligó a existir.
Ya no te recordaré entre trinos.
Mi tiempo se fue como la lluvia.
Mi tiempo dejó de seducirte.
Y hoy cae para no mirar
lo que hace tiempo teme mirar.
Y ver.
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