Creo que el mensaje que no fue anotado
es aquel que guardé en mi viejo saco.
¿Qué triste otoño deshojará mis versos
de tu cuaderno de lilas rosas?
Sueños logrados, sueños perdidos.
Como el laberinto que tejió mi labios
buscando tu risa,
buscando tu calma.
Los que no me vean
dirán que he muerto.
Los que me hayan visto
dirán que he vuelto.
Pero solo tú,
apretando mi garganta,
oirás mi débil suspiro
sobre tu boca de sal.
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