Y si de la luna hablara,
¿no serías tú
quien, de tantos silencios,
te convertirías en luna?
No creas que no te escucho,
que no te veo,
que no te siento.
¿Cuánto más soportarás
seguir una sombra
que no te nombra?
Igual voy dejando huellas,
pues a mi paso,
mis propios pasos
se vuelven palabras.
Palabras que solo quien oyó
mi débil voz surgir de la niebla
sabe del trueno de mi garganta
cuando siembra silencios.
No te inquietes.
No te voy a abandonar.
Yo te escucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario